Una ciudad diversa y llena de vida. Ha sobrevivido a varios de los episodios que pudieran catalogarse dentro de los más oscuros de la historia moderna. Berlín es una ciudad que se expresa en contrastes de diferentes matices: arquitectónicos, naturales, culturales e históricos; y el turista más detallista encontrará en esta ciudad algo interesante en cada detalle.
La dicotomía entre oriente y occidente es fuerte y a la vez se mezcla en cada detalle. Al caminar por la ciudad, los edificios de la época soviética evocan un aire antiguo, mientras que los transeúntes ostentas prendas poco ortodoxas y llenas de colores.
Berlín es el punto de inflexión perfecto entre el desorden y la estética, y aunque en este artículo he tratado de plasmar esa experiencia aun me faltaron palabras. Por eso parte de mi experiencia la he querido compartir con algunas fotografías que alcancé a tomar. Como se dice: una imagen vale más que mil palabras.
En este artículo expreso mi opinión y mis impresiones respecto a una ciudad que había querido visitar desde hace mucho tiempo. Es otra mirada más a un lugar que me ha parecido interesante.
Ciudad de símbolos
Aunque en europa es común asociar las grandes capitales con algún monumento propio y único, en Berlín pasa algo diferente y solo se cae en la cuenta una vez se contempla: hay un monumento característico que tal vez no impresione mucho al principio, pero a medida que pasan los días se va calcando sutilmente en el paisaje y deja de ser inadvertida. Por supuesto, hablo de la torre de televisión. Esa alta torre con forma de aguja y una esfera en lo alto.
La influencia soviética se reduce al concreto gris. Este material se repetirá a lo largo de todo Berlín Oriental como un testimonio de épocas pasadas. La magia está en que esta torre de 368 metro de altura se puede observar desde cualquier parte de la ciudad, y en las imágenes que he expuesto aquí aparecerá tímidamente.
Ubicada en Alexanderplatz, aparece imponente al salir de la estación de trenes. Y justo esta fue mi primera impresión de Berlín: recién llegado y con hambre, me pido un tradicional currywurst y me lo como mientras siento cómo la Berliner Fernsehturm me observa curiosamente.
Un museo al aire libre
Berlín es una ciudad-museo. Esta repite la tradición turística y como tal, la mayoría de la visita debe hacerse a pie, conociendo sin prisa la arquitectura, la gente, las calles y los detalles.
De vez en cuando, perlas históricas se atraviesan en el camino del turista —y del citadino—. Esa es la magia de las ciudades como esta, en donde todo narra una historia y las personas pueden moverse libremente en su imaginación: qué, quién, cómo y por qué. Las preguntas enriquecen la visita y la experiencia.
El Centrum Judaicum y el Postfuhramt fueron dos de esas joyas que aparecieron en mi primer día en Berlín. Tan solo por fuera ya llamaban mi interés.
Sin oportunidad de entrar, me conformé con investigar un poco acerca de estos edificios y su historia. Uno es un museo que cuenta el dolor y el horror judío, y el otro es un centro de exposiciones y galería. Ambos edificios en la misma calle, resumen perfectamente lo esencial de la ciudad: la historia que no debe ser olvidada y la reivindicación de la vida a través del arte.
Parques urbanos
El balance entre la diversidad y la tradición se encuentra en estos espacios llenos de vida.
Al llegar a Monbijoupark sientes que la ciudad tiene vida. En ese trocito de tierra se encuentra una gran variedad cultural. Diferente a otras ciudades europeas, la dinamismo cultural es evidente.
Con un show de tango, y a pocos metros un grupo de personas bailando al son de la música tropical colombiana, ya se vislumbra lo que esta ciudad tiene para ofrecer y a sus residentes y visitantes.
Desde Pergamonmuseum hasta Reichstagsgebäude
Desde la Isla de los Museos, se puede recorrer el curso del Spree hasta llegar a la Reichstagsgebäude y la Brandenburger Tor.
Durante ese recorrido se puede ver otras muestras de arte y vida cotidiana que inundan las calles de Berlín.
Tuberías rosas
Durante el recorrido es común toparse con tuberías en color pastel, mayormente rosas. Como Berlín está construida sobre una ciénaga, cada cierto tiempo se debe bombear agua del subsuelo, y para eso son estas.
Brandenburger Tor y Reichstagsgebäude
Dos grandes obras arquitectónicas de la ciudad de Berlín. Su significado es definitivo para la ciudad.
La Brandenburger Tor está llena de historia, e incluso cuenta los ires y venires de Napoleón. Su historia se centra principalmente en el período prusiano.
La Reichstagsgebäude cuenta una historia más reciente, muy movida y trágica. Sin embargo, hoy se alza como un monumento a la unidad, y un recordatorio de la transparencia alemana.
Berliner Dom
Justo en la Isla de los Museos, se encuentra uno de los edificios más imponentes de toda Alemania: la catedral de Berlín.
Además del edificio también cuenta con la plaza Lustgarten, y al rededor de esta se encuentra el Altes Museum e importantes puntos de referencia como el Granitschale im y el Springbrunnen im Lustgarten.
El pasado nazi, y sus consecuencias políticas
La historia alemana no puede estar completa —lamentablemente— sin el nazismo. Sin embargo hoy en día, hay monumentos que recuerdan el rechazo a tan viles acciones cometidas en el pasado.
Tras la derrota del nazismo, la repartición polÍtica de Berlín quedó a manos de diferentes actores, y como consecuencia la ciudad quedó dividida —por muchos años— tanto ideológicamente como físicamente: el Muro de Berlín.
Reivindicación con arte
Luego de su pasado oscuro, en Berlín hubo un nacimiento espontáneo de arte, y su manifestación fue la respuesta a los conflicto bélicos. Hasta hoy en día, el arte es una muestra que expresa el horror vivido y el nacimiento de una nueva cultura y sociedad.
Zonas como la East Side Gallery o Dead Chiken Alley son ejemplos de estas representaciones contemporáneas, lo que evidencia la juventud de la ciudad.
